Incontinencias urinarias. Nuevas técnicas regenerativas

26 de Agosto del 2022
Sobre incontinencia urinaria se ha hablado, afortunadamente, durante los últimos años cada vez más, normalizando su visualización y no normalizando su presencia en la calidad de vida de la mujer. Lo que todavía siguen confundiendo en consulta las pacientes son los diferentes tipos de incontinencia y de que alternativas terapéuticas disponemos.

A pesar de que la incontinencia de orina no es una enfermedad que suponga un compromiso vital, sí que el impacto en localidad de vida puede ser muy alto, por lo tanto, hay que dar soluciones.

La incontinencia urinaria forma parte de las disfunciones del suelo pélvico. Pero ¿sabemos a qué se deben y que son las disfunciones de suelo pélvico?

Suelo pélvico:

El suelo pélvico está formado por estructuras óseas, musculares y sistemas de sostén que mantienen la estabilidad de los órganos pélvicos emplazados en su sitio, intraabdominalmente. Participa de la misma manera, en la funcionalidad de sistema urinario, del sistema digestivo (en la defecación) y en la función sexual.

Múltiples factores pueden afectar a la estabilidad del suelo pélvico y de diferente manera. Entre estos factores están los embarazos, partos, tipo y número de estos, así como el tabaquismo, la obesidad, enfermedades concomitantes, entre otros.

Todo ello puede afectar a la estabilidad, a la función o a ambas. 

De esta manera tendremos prolapsos (cuando afecta la estabilidad), incontinencias urinarias, incontinencias fecales o disfunciones sexuales (cuando afecta a la funcionalidad)

Incontinencias urinarias: 

La pérdida de orina es un problema muy frecuente en la mujer del que es habitual hablar y preguntar en la consulta. Se considera que la sufren entre un 10 y un 40% de las mujeres. 

Existen tres tipos principales de incontinencia, la de esfuerzo, la de urgencia o hiperreactividad vesical y la mixta. 

Tal y como dice su nombre, cuando las mujeres presentan escapes de orina al realizar algún tipo de esfuerzo, hablamos de la incontinencia urinaria de esfuerzo, y puede ser desde leve a grave, en función de qué es lo que provoca dichas pérdidas, desde un impacto importante como el correr, o uno suave como la risa o el caminar ligero. 

El tratamiento de la incontinencia de esfuerzo, como todo en medicina, debe ser personalizado, ya que en función de la severidad y la exploración se hará un tratamiento más conservador o no.  

En todos los casos se recomienda unos buenos hábitos de vida, evitando el tabaco, mejorando el sobrepeso, evitando la sobrecarga física y cambiando el tipo de actividad física en la medida posible. Son recomendables los ejercicios hipopresivos, para disminuir la presión sobre la zona pélvica, así como los ejercicios de Kegel, que consisten en unas contracciones de la zona perineal, con la finalidad de aumentar el tono muscular. La rehabilitación mediante fisioterapia y muchas veces asociado a electroestimulación, tiene como objetivo recuperar la tonicidad de la musculatura y son sesiones presenciales con trabajo continuo en casa. 

Actualmente, además, se dispone de terapias regenerativas que van a recuperar la colagenicidad de la zona vaginal. Son técnicas basadas en la energía, que requieren el uso de un láser vaginal, bien sea de Erbio o de CO2, o bien la radiofrecuencia. Mediante la aplicación de una fuente de energía se propicia la formación de un nuevo colágeno, así como un aumento de los vasos sanguíneos de la zona que consiguen mejorar tanto la firmeza como la hidratación vaginal. La técnica láser está indicada en casos leves o moderados de incontinencia urinaria de esfuerzo.

También se dispone de la magnetoterapia que consigue estimular la musculatura perineal mediante campos magnéticos, aumentando de esta manera el tono muscular de la zona tratada, entre otros beneficios. 

Y, por último, en cuanto a técnicas regenerativas, tenemos una nueva técnica innovadora, mediante la colocación de hilos tensores suburetrales, que generan un soporte en la zona. Se trata de una técnica que se realiza en el consultorio, con anestesia local.

En casos de incontinencia severa el tratamiento de elección es el quirúrgico y consiste en la colocación de una malla suburetral libre de tensión, y se realiza con anestesia loco-regional y en quirófano. 

La tasa de éxitos de la cirugía es elevada, pero no del 100% y en algunas mujeres se precisa de reintervenciones, bien sea por persistencia del problema o bien por aparición de una obstrucción por la fibrosis generada.

Por otro lado, tenemos la incontinencia de urgencia o hiperreactividad vesical, que consiste en la pérdida de orina no tanto por la debilidad muscular, sino por una respuesta exagerada de la musculatura vesical en la fase de llenado de la vejiga. De esta manera, estas contracciones involuntarias ocasionan una pérdida urinaria, normalmente de más cantidad, que implica una sensación urgencia de la micción y muchas veces un aumento de la frecuencia de micciones durante la noche (nicturia).

El tratamiento es médico, suele mejorar con anticolinérgicos, y en algún caso más resistente puede requerir de infiltraciones vesicales.

Y por último tenemos pacientes que presentan ambos tipos de incontinencia, es decir una incontinencia mixta. Y en estos casos la terapia será combinada con tratamiento médico, y rehabilitación, laser o cirugía según el caso.

La mujer y los profesionales no aceptamos que el hecho de perder orina se solucione con unas compresas. Por este motivo, si existe algún tipo de incontinencia, hay que ofrecer el abanico terapéutico del que disponemos actualmente.
 

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