Mastitis puerperal

27 de Mayo del 2016

La lactancia materna tiene enormes beneficios. Una de las complicaciones comunes del puerperio es la mastitis. Se define con la infección de la glándula mamaria, generalmente por obstrucción de los conductos galactóforos y proliferación de gérmenes (la mayoría bacterias cutáneas). Puede surgir desde el cuarto día postparto , cuando el calostro acaba de cambiar a leche de transición, aunque es más frecuente a partir de la segunda semana postparto con la leche definitiva y producción completa instaurada.


No suele ser un cuadro grave pero no se debe tomar a la ligera. Es necesaria la antibioterapia y las correctas medidas higiénicas para tratarla. Sólo un 10% progresarán a un abceso mamario que requerirá drenaje quirúrgico.

En ese caso las medidas clave son:

1. Continuar con la lactancia. Pese a que haya fiebre y síntomas generales, con la antibioterapia es muy difícil contaminar al bebé y los riesgos neonatales con los antibióticos adecuados son mínimos. Además el drenaje adecuado de la mama hará que la infección cure antes. Podremos ayudarnos de un extractor de leche si fuera necesario.

2. Calor húmedo previo a la toma para dilatar los conductos y favorecer el drenaje.

3. Correcta técnica de lactancia. Acordarse de la técnica de C de Marnat, que con una mano abierta con los dedos juntos en forma de C sobre la areola-pezón proyectamos el mismo hacia fuera para que la boca del bebé lo cubra completamente y la succión sea sobre todo el complejo vaciando la mama uniformemente. Igualmente es ideal que vayamos cambiando de mama cada 5 o 10 minutos máximo para que vaciemos las dos por igual. El dar sólo una mama en cada toma favorece el estancamiento y la mastitis.

4. Antiinflamatorios sistémicos y tópicos comunes (ibuprofeno…) y hielo, después de cada toma.

5. Sujeción de la mama adecuada, con sujetadores de lactancia o deportivos. No usar copas con aro metálico…

Tras la antibioterapia, entre 5 y 7 días usualmente, la mastitis suele revertir en el 95% de las pacientes. Aprovecharemos entonces para la prevención y el enriquecimiento con probióticos (lactobacilos defensores) vía oral con cepas típicas que previenen de nuevo la infección puerperal.

La lactancia materna es compleja, pero bien aprovechada, es un tesoro biológico que debemos reconocer y cuidar, aunque sin desmesura. Contiene la mejor nutrición, disminuye la incidencia de enfermedades endocrino- metabólicas y cardiovasculares en la infancia y adolescencia, confiere inmunidad al pasar anticuerpos maternos a los 6 meses; y desde luego favorece una conexión física-emocional de la madre con su hijo incomparable.

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