Cómo sentirse más ligera

20 de Enero del 2015

¿Tienes las piernas hinchadas? ¿Tu peso varía de un día para otro? ¿Te sientes cansada y pesada? Probablemente tengas retención de líquidos. Acude a tu médico para que te haga un diagnóstico más preciso y averigüe las causas que se esconden detrás de esa acumulación de agua en tu cuerpo.

Si tu organismo es incapaz de eliminar el líquido que le sobra, se te hincharán las piernas, los tobillos, las manos; te sentirás pesada y cansada; notarás el abdomen inflamado, incluso los párpados hinchados… Una de cada dos mujeres de entre 45 y 55 años sabe de lo que estamos hablando. ¿A qué se debe esta acumulación de agua bajo la piel? Un médico debe contestar esta pregunta para descartar patologías más importantes, como un mal funcionamiento de los riñones o del hígado o un trastorno cardiaco:

  •  Si la inflamación afecta solo a piernas y tobillos, suele deberse a un problema de circulación (los vasos sanguíneos y linfáticos pierden elasticidad dilatándose y debilitándose por lo que la circulación se ralentiza y los líquidos y las toxinas se estancan dando lugar al edema).
  • Cuando la retención se localiza también en la parte superior del cuerpo, puede ser debido a una cuestión genética o a un mal funcionamiento de los riñones (el sistema renal se altera y no puede eliminar el líquido y la sal acumuladas).
  • Los desajustes hormonales producidos durante la pubertad, el embarazo, en la menopausia o cuando se toman anticonceptivos pueden provocar alteraciones que reducen la elasticidad de las paredes venosas y hace que se retengan más líquidos.
  • El aumento de temperaturas incrementa también los problemas derivados de la mala circulación, entre ellos la acumulación de agua.
  • Los trastornos de hígado hinchan, además de las piernas, el vientre y los párpados inferiores, y las enfermedades cardiacas inflaman ambas piernas y también cara y pies.

Consejos que te ayudan

  • Haz deporte. Camina, corre, monta en bicicleta… Es fundamental mover los músculos de las extremidades inferiores, pues es ahí donde más líquidos se acumulan. Si trabajas sentada, procura levantarte al menos una vez a la hora. Si no puedes, toma nota de este truco: mueve los dedos de los pies hacia arriba y hacia abajo, para que los músculos de las piernas ejerzan una acción de bombeo. ¿El ejercido ideal? La natación, pues además de ejercitar la musculatura, mantiene el cuerpo en posición horizontal y reparte el agua por todo el organismo. Si no tienes tiempo para hacer ejercicio, pon las piernas en alto siempre que puedas, incluso mientras duermes.
  • Viste ropa cómoda. Olvídate de prendas ajustadas, especialmente en las caderas y las inglés. Si usas calcetines, procura que no te opriman la pantorrilla, y no abuses de los tacones.
  • Hidrátate bien. Intenta beber unos dos litros de agua al día. Cuanto más bebas, más eliminarás. También puedes tomar zumos de fruta, infusiones o caldos. ¡Ojo! No tomes diuréticos sin prescripción médica, pueden provocarte un efecto rebote.
  • Controla tu alimentación. El sobrepeso supone un sobresfuerzo para el sistema circulatorio y dificulta el retorno venoso. Huye de una dieta rica en sal y escasa en proteínas. Procura que tus menús sean equilibrados y que incluyan todos los nutrientes. Cuidado con las grasas vegetales, y decántate por alimentos ricos en potasio y bajos en sodio, es decir, come mucha verdura y fruta (sobre todo manzanas y peras). Eso evitará, además, el estreñimiento, que también repercute en la circulación debido a la presión del intestino sobre las venas del abdomen.
  • Mímate. Con un gel o crema calmante y relajante, masajea tus piernas y pies. Depílate siempre con cera fría, el calor es perjudicial. Si puedes permitírtelo, hay tratamientos estéticos que mejoran bastante la circulación, como pueden ser el drenaje linfático y la presoterapia.

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